Primera clase ¿Qué pasará?
Siempre es un desafío la primera clase de cualquier cosa que
encaremos. Del colegio, de la facultad, de un curso y por supuesto, como no
podía ser de otra manera, de Aikido.
Para minimizar esta incertidumbre se me ocurrió escribir
éste pequeño instructivo sobre cuáles son las partes que componen una clase típica, buscando de esta forma desactivar, aunque sea mínimamente, la
incertidumbre que siente el que recién se suma.
Normalmente, antes de ingresar al tatami debemos pedir permiso
al instructor y saludar al Kamiza (voy a dejar una foto del nuestro, pero para
que les sirva de guía normalmente allí verán una foto de O´Sensei). Casi siempre es un Sempai (alumno
más graduado) el que nos dará las indicaciones de cómo conducirnos.
Si esto no sucediera, lo que podemos hacer es mirar lo que
hacen la mayoría o alguno que tenga Hakama (pantalón amplio negro o azul que se
usa sobre el uniforme blanco de práctica al graduarse 1°Dan).
Luego, nos sentaremos de rodillas (seiza), mirando hacia el
frente y aguardaremos en silencio al ingreso del instructor.
Este saludará junto con todos al Kamiza y luego a todos los
asistentes, dando así comienzo a la clase.
Se suele comenzar con una serie de movimientos conocidos
como Taiso (literalmente gimnasia en japonés), que tienen como finalidad activar
el cuerpo en forma paulatina, de menor a mayor intensidad. Preparando las
articulaciones y preparar el sistema cardiovascular para la clase por venir.
Luego se efectuarán los desplazamientos básicos y las caídas, parte
fundamental del Aikido a la que le dedicaremos una entrada propia más adelante.
Una vez hecho esto, los asistentes se sentarán en Seiza en
un costado (no dándole la espalda al Kamiza) y el instructor mostrará una
técnica.
Usualmente se suele ir incrementando la dificultad de éstas, por lo que es importante prestar atención desde el inicio a los
movimientos para poder ir siguiendo la dinámica de la clase.
Algún compañero se acercará para invitarnos a practicar
diciendo “Onegai Shimasu”, que significa algo así como “me permite practicar
con Ud.”.
Es importante practicar en silencio, el instructor nos dará
alguna indicación en caso de considerarlo necesario.
Al finalizar la realización de esa técnica, se saluda de
rodillas al compañero diciendo “Domo arigato”, en japonés: muchas gracias.
Nos sentamos en seiza y la secuencia se repetirá tantas
veces como el instructor considere, con diferentes técnicas.
Al finalizar la clase, nos volveremos a sentar en Seiza frente al Kamiza, el instructor saluda a éste y luego a la clase.
Ahí se cerró la clase, aunque todavía queda saludar a todos
los compañeros de práctica y al kamiza, antes de salir del tatami.
Si bien contado así puede sonar un poco complejo, con el
correr de las clases se descubrirá que es bastante más simple de lo imaginado y
que la etiqueta, surge con naturalidad.
Espero que sirva ésta pequeña guía para animar a aquellas
personas con alguna duda a sumarse a una clase y disfrutar de éste maravilloso
arte tan beneficioso para el cuerpo como para el espíritu.
¿Les quedó alguna duda? Los leo en los comentarios.
Hernán M. Gauna
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