TIEMPO DE COCCIÓN

Hace unos días, estuvimos conversando con algunos compañeros del Dojo sobre la intensidad y frecuencia de los entrenamientos. Y se me vino a la mente (recordé), esta historia que me gustaría compartir con ustedes.

No es propia, sino que se trata de un relato tradicional del Zen, pero creo que ilustra lo que estuvimos hablando.

No quiero con esto imponer o sugerir un régimen de entrenamiento, pero sí, en todo caso, proponer que escuchemos a nuestro cuerpo y lo vayamos llevando para esquivar lesiones que nos puedan alejar aún más de nuestro objetivo.

El tiempo de descanso y cuidado es tanto o más importante, que el de entrenamiento.

Palma Sensei, siempre nos dice "cuidemos nuestro cuerpo" porque es el único que tenemos y queremos que nos dure mucho para poder seguir entrenando la mayor cantidad de tiempo posible.

Y también, les propongo que pensemos ¿cuál es nuestro objetivo? ¿qué estamos persiguiendo?

Los leo en los comentario.

Saludos!

La Historia del Alumno Impaciente

Había una vez un joven monje que anhelaba alcanzar la iluminación rápidamente. Estaba decidido a aprender todo lo que pudiera en el menor tiempo posible. Un día, se acercó a su maestro zen y le preguntó:

• Maestro, ¿cuánto tiempo me llevará alcanzar la iluminación si trabajo con gran diligencia?

El maestro lo miró y respondió:

• Diez años.

El joven, sintiéndose impaciente, replicó:

• ¿Y si trabajo aún más duro, dedicándome por completo, día y noche, sin descanso?

El maestro reflexionó por un momento y luego dijo:

• En ese caso, te llevará veinte años.

Confundido y frustrado, el joven monje preguntó:

• Pero, ¿cómo es posible que trabajar más duro me lleve más tiempo?

El maestro, con una sonrisa tranquila, respondió:

• Cuando tienes un ojo puesto en el objetivo, solo te queda uno para el camino.

Esta historia resalta la importancia de la paciencia y la plena atención al presente en el camino hacia la iluminación o cualquier otro objetivo. El énfasis no debe estar en la meta final, sino en el viaje y en el aprendizaje que ocurre en cada paso del camino.